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miércoles, 25 de diciembre de 2013

MEDIDAS DE BIOSEGURIDAD EN GRANJAS AVÍCOLAS

medidas de bioseguridad en las granjas avícolas

La bioseguridad es el conjunto de prácticas de manejo diseñadas para prevenir la entrada y transmisión de agentes patógenos que puedan afectar la sanidad en las granjas animales. La bioseguridad es una parte fundamental de cualquier empresa avícola ya que proporciona un aumento de la productividad de los animales y un aumento en los rendimientos económicos. En líneas generales, se debe contemplar la localización de la granja, características constructivas de la nave, control de animales extraños a la granja, limpieza y desinfección de la nave, control de visitas, evitar el stress de los animales, evitar la contaminación del pienso, control de vacunaciones y medicaciones y control de deyecciones, cadáveres y materias contumaces.

Introducción
El mayor riesgo que puede tener una producción avícola es no contar con un plan de bioseguridad, de ahí que la bioseguridad sea una parte fundamental de cualquier empresa avícola para reducir la aparición de enfermedades en las aves.

El concepto de bioseguridad en una explotación ganadera hace referencia al mantenimiento del medio ambiente libre de microorganismos o al menos con una carga mínima que no interfiera con las producciones animales. Podemos definir el concepto de bioseguridad como el conjunto de prácticas de manejo que van encaminadas a reducir la entrada y transmisión de agentes patógenos y sus vectores en las granjas animales. Las medidas de bioseguridad están diseñadas para prevenir y evitar la entrada de agentes patógenos que puedan afectar a la sanidad, el bienestar y los rendimientos técnicos de las aves. La bioseguridad, en nuestra opinión, es la práctica de manejo más barata y más segura para el control de las enfermedades. Ningún programa de prevención de enfermedades puede obviar un plan de bioseguridad.

Ahora bien entendemos que el concepto de bioseguridad es un concepto mucho más amplio ya que también hace referencia a la localización física de la granja (bioseguridad física) y al diseño de la granja (bioseguridad estructural). Todo plan de bioseguridad debe ser flexible en su naturaleza, fácil y práctico de aplicar y versátil, de tal manera que pueda adaptarse a los avances en producción animal.

En líneas generales cualquier programa de bioseguridad ha de contemplar los siguientes aspectos:
1.      Correcta localización de la granja.
2.      Características constructivas de la nave.
3.      Control de animales extraños a la explotación (animales salvajes, insectos, ratas, ratones, etc).
4.      Limpieza y desinfección de la nave y del utillaje ganadero.
5.      Utilización de lotes de la misma edad.
6.      Control de las visitas y personal ajeno a la explotación.
7.      Evitar el estrés de los animales.
8.      Evitar la contaminación del pienso.
9.      Controlar los programas de vacunación y medicación de los animales.
10.     Control de las deyecciones, cadáveres y materias contumaces.

1. Localización de la granja
Es uno de los primeros aspectos a tener en cuenta a la hora de fijar un programa de bioseguridad y, quizás, uno de los factores más importantes. En ocasiones el éxito o fracaso del plan de bioseguridad va a depender del lugar de localización de la granja y de su aislamiento.

Independientemente de la correcta orientación de la nave en función de la altitud y latitud de la zona, toda nave debe mantenerse lo más alejada posible de otras naves avícolas (distancia mínima 200 m) o de distinta especie (distancia mínima 3 Km). Así mismo, la explotación debería mantenerse alejada y aislada de cualquier centro urbano, matadero, basurero, etc. En condiciones climáticas óptimas las aves pueden infectarse por microorganismos transportados en las partículas de polvo por el viento. Entre los patógenos de mayor riesgo están los micoplasmas, además de diversas bacterias y virus.

Cuanto más aislada esté la granja menos probabilidades tenemos de que pueda ser transitada y visitada por personal ajeno a la misma. Lo ideal sería que el camino o carretera de acceso a la granja sea de uso exclusivo para el personal de la misma, de esta manera reduciremos el tráfico de camiones y personas ajenas al mínimo posible. Por otra parte, se recomienda que los caminos de acceso estén asfaltados ya que los caminos de tierra generan bastante polvo al paso de los camiones, convirtiéndose las partículas de polvo en vehículos transmisores de microorganismos.

2. Características constructivas de la nave
Es imprescindible contar con un buen aislamiento tanto de techos como de paredes, no sólo para favorecer el mantenimiento de unas condiciones medioambientales de temperatura y humedad óptimas, sino para poder llevar a acabo un plan de bioseguridad. Las naves de ambiente controlado tampoco evitarán este riesgo a no ser cuenten con filtros para bacterias y virus a la entrada de la toma de aire.

La nave ha de estar aislada del exterior lo más posible, de tal manera que se impida el acceso de animales salvajes, insectos, ratones o ratas. La explotación ha de estar vallada (mínimo 2 m de altura) en todo su perímetro con tan solo dos entradas, una para el personal de a pie y otra para los vehículos, permaneciendo ambas puertas cerradas durante todo el tiempo. Manteniendo unos 5 metros por fuera de la valla libre de vegetación.

3. Control de animales extraños a la nave
Especial cuidado hemos de tener con los insectos (principalmente moscas y mosquitos) ya que son los principales vehículos transmisores de enfermedades. De ahí que llevemos a cabo un exhaustivo control de los mismos a lo largo del ciclo productivo, así como, los correspondientes tratamientos de prevención aprovechando los días de vacío sanitario.

Respecto a las ratas y ratones recordemos que éstos pueden desplazarse hasta 2 Km. El riesgo es por la llegada de roedores procedentes de otras granjas y por la difusión vía pienso contaminado por las heces de los roedores. Por otra parte, los pájaros también representan un riesgo potencial como vectores de patógenos, principalmente de la salmonella. Finalmente, hemos de evitar la presencia en el interior de la nave de animales domésticos (perros y gatos).

4. Limpieza y desinfección de la nave y del utillaje
Sin una buena limpieza y desinfección de la nave no podemos perseguir el objetivo final de todo plan de bioseguridad que es el mantenimiento de la nave libre de microorganismos. Al margen de las tareas de limpieza diarias, que están en función de la especie ganadera y del sistema de explotación utilizado; aprovechando los vacíos sanitarios de la nave entre lote y lote de animales (sistema todo dentro todo fuera), llevaremos a cabo una completa limpieza y desinfección de la nave. Para ello desmontaremos y sacaremos al exterior todo el material y utillaje ganadero susceptible de ser desmontado. La nave será barrida, lavada y limpiada a fondo.

Evite exponer a las nuevas aves, incluyendo a los pollitos de un día, al contacto con heces, plumas, polvo y residuos orgánicos del lote anterior, ya que, aunque algunos patógenos mueren rápidamente, otros logran sobrevivir durante bastante tiempo si las condiciones son las óptimas.

En el momento de la recepción de un nuevo lote de aves es conveniente que el día anterior se revisen y se ponga en marcha el sistema de calefacción, la ventilación, la distribución automática de pienso, los bebederos, etc., para comprobar que todo funciona correctamente antes de la llegada de nuevas aves.

Para que no se olvide ningún aspecto de la limpieza sería conveniente que confeccionáramos una lista con las principales tareas a desarrollar.Durante el periodo de vacío sanitario hemos de llevar a cabo las siguientes tareas:

a.      Desmontar el material y el utillaje ganadero (comederos, bebederos, jaulas, ventiladores, carretillas, etc) y sacarlo al exterior, para posteriormente lavarlo y desinfectarlo. Fuera de la nave contamos con un desinfectante natural muy eficaz como son los rayos ultravioletas de la luz solar, que se muestran tremendamente potentes en la eliminación de los microorganismos, acción que es potenciada con el secado al aire libre. Así mismo, en esta fase se puede emplear el uso del soplete para la eliminación de restos orgánicos como plumas.

b.      Cuando exista, habrá que sacar la yacija vieja y almacenarla en un lugar lo más alejada posible de la nave, hasta su posterior destrucción o venta como estiércol.

c.      Barrido a fondo de la explotación y rascado de los restos de materia orgánica y excrementos que no se pueden eliminar con el simple barrido. Así mismo, se llevará a cabo una limpieza en seco de luces, techos, partes fijas de los diferentes aparatos, ventiladores, persianas, etc, para evitar el acúmulo de polvo en estas partes. Retirar las telarañas. Es esencial una buena limpieza y barrido, ya que los restos de materia orgánica interfieren la acción de los desinfectantes, bien porque forman una barrera a modo de revestimiento o bien porque reaccionan químicamente con el desinfectante neutralizándolo.

d.      Posterior limpieza con agua a presión (50-80 atmósferas). Con ello vamos a conseguir que la posterior aplicación del desinfectante sea lo más efectiva posible. Para la limpieza con agua hemos de seguir unas normas elementales: primero se echa agua, segundo se lava y tercero se enjuaga. Con la limpieza húmeda vamos a conseguir reducir las partículas de polvo en el interior. Si es posible se recomienda usar agua caliente ya que tiene una mayor capacidad para arrastrar los restos de suciedad y, además, la mayoría de los desinfectantes actúan mejor con agua caliente. Una bomba de alta presión para esta tarea nos sería muy útil. Tras el lavado de la nave es muy conveniente eliminar todos los restos de detergentes ya que pueden neutralizar la acción de los desinfectantes que empleemos más tarde. Es muy importante llevar a cabo bien las tareas de saneamiento y limpieza para que el desinfectante pueda ejercer su acción con las máximas garantías.


e.      Una vez limpia y seca la nave llevaremos a cabo la tarea de la desinfección. La aplicación de los desinfectantes puede ser en spray o fumigación. La mayoría de los desinfectantes actúan a una temperatura ambiente de 20-22º C. Es imprescindible seguir las normas de seguridad del fabricante del desinfectante a la hora de su aplicación en cuanto a la dosis, diluciones, tiempos de espera, protección para el personal encargado de su aplicación (guantes, mascarillas, botas, etc).

El desinfectante por excelencia es el formaldehído. Generalmente es utilizado mediante fumigación, para lo cual deben cerrarse bien todas las ventanas y puertas para que los gases puedan actuar. Se prefiere el método de la fumigación al del spray ya que los gases son capaces de llegar a todas las esquinas y ranuras de la nave.


Otros desinfectantes utilizados son:
  • Fenoles: los fenoles son derivados de carbón – brea -. Tienen un olor característico y se vuelven lechosos en el agua. Los fenoles son muy efectivos contra los agentes bacterianos y son también efectivos contra hongos y muchos virus. Sus usos más comunes en las unidades comerciales de producción animal incluyen: salas de incubación, saneamiento de equipos y alfombrillas para los pies.
  • Amonio cuaternario: los compuestos de amonio cuaternario son generalmente inodoros, incoloros, no irritantes, y desodorantes. También tienen alguna acción de detergente, y son buenos desinfectantes. Sin embargo, algunos compuestos de amonio cuaternario son inactivos en presencia de jabón o de residuos de jabón. Su actividad antibacteriana se reduce con la presencia de material orgánico. Los compuestos de amonio cuaternario son efectivos contra bacterias y algo efectivos contra hongos y virus. Estos compuestos se usan ampliamente en salas de incubación comerciales.
  • Yodóforos: los compuestos de yodo son una combinación de yodo elemental y una sustancia que hace al yodo soluble en el agua. Son buenos desinfectantes, pero no funcionan bien en la presencia de material orgánico. Son efectivos contra bacterias, hongos, y muchos virus. El yodo es el menos tóxico de los desinfectantes. Muchos productos de yodo pueden manchar la ropa y las superficies porosas.
  • Hipocloritos: los compuestos de cloro son buenos desinfectantes sobre superficies limpias, pero son rápidamente inactivados por la suciedad. El cloro es efectivo contra bacterias y muchos virus. Estos compuestos son también mucho más activos en agua caliente que en agua fría. Las soluciones de cloro pueden irritar la piel y son corrosivas para el metal. Son relativamente baratos.
  • Peróxidos: el peróxido de hidrógeno se usa en operaciones avícolas. Son activos contra bacterias, esporas bacteriológicas, virus, y hongos a concentraciones bastantes bajas. El agua oxigenada común puede usarse mezclando 30 cc en 100 litros de agua de beber, para desinfectar los bebederos.
A la hora de elegir un desinfectante u otro hemos de tener en cuenta una serie de aspectos:
o    Su coste económico.
o    Su eficacia. Debe ser eficaz frente a una gama amplía de agentes patógenos (virus, bacterias, hongos, protozoos, etc).
o    Hemos de tener en cuenta la especie ganadera de que se trata.
o    No sea tóxico para los animales y seguro para los operarios.
o    Su actividad residual. No debe dejar residuos en la carne.
o    Su actividad con la materia orgánica y el jabón. Debe ser capaz de penetrar la materia orgánica.
o    Su efectividad sobre telas y metales.
o    Su solubilidad.
o    Tiempo de contacto. Todos los desinfectantes requieren un tiempo mínimo de contacto para mostrar su eficacia. Ninguno actúa inmediatamente.
o    Temperatura ambiente en la que muestran mayor eficacia.

Modo de aplicación de los desinfectantes:
o    Utilizar la concentración recomendada por el fabricante y que se ha demostrado eficaz frente a los agentes patógenos.
o    Emplear un volumen adecuado de tal manera que tanto paredes como suelos estén bien impregnados. Un volumen de aplicación recomendado podría ser 300 ml/m2 de superficie a tratar. En superficies porosas el volumen puede ampliarse.
o    Dejar actuar el desinfectante durante el tiempo mínimo de contacto, el cual suele ser como mínimo de 30 minutos.
Cuando se emplean equipos de desinfección que han sido utilizados previamente en otras naves hemos de asegurarnos de que están limpios, ya que en ocasiones estos propios equipos pueden actuar como vehículos de transmisión de microorganismos entre granja y granja.
f. Se pueden llevar tareas de desinsectación, así como de desratonización y desratización que ayudarán al posterior control de insectos, ratones y ratas.

g. Aprovechando el vacío sanitario también se puede llevar a cabo un control de la calidad del agua mediante análisis físico-químicos y microbiológicos. Podemos también efectuar tratamientos de cloración del agua de bebida, a razón de 3 ppm. Para ello utilizamos la lejía familiar, el hipoclorito sódico diluido. Una vez limpia, desinfectada y desinsectada la nave estaremos en condiciones de volver a colocar todo aquel material que previamente hemos sacado y limpiado, así como a volver a colocar cama limpia si la especie ganadera así lo requiere.

5. Uniformidad de los lotes
Utilización de lotes de la misma edad, ya que de esta manera reduciremos la contaminación de los animales adultos hacia los más jóvenes. Si tuviera que alojar lotes de diferentes edades, las naves de un mismo lote deberán estar separadas.

Cuando se introduzca un animal nuevo a la explotación deberá pasar por un período de cuarentena (al menos 4 semanas), en donde se le observará para detectar cualquier señal de enfermedad. Durante este período podemos aprovechar para efectuar análisis de sangre para el diagnóstico de enfermedades infecciosas y parasitarias.

6. Control de las visitas y del personal de la explotación
En la medida de lo posible deberíamos reducir al mínimo las visitas de personal extraño a la nave, aunque somos conscientes de que esto es muy difícil de conseguir, por lo que es necesario contar con un programa de bioseguridad en relación a las visitas. Recordemos que las enfermedades infecciosas pueden propagarse de un granja a otra a través de la ropa y el calzado de las visitas o del personal que se mueve de nave en nave de diferentes lotes de aves.

Antes de la entrada de los vehículos, éstos serán lavados, para lo cual se contará con el correspondiente equipo de lavado o con un rodoluvio con la solución desinfectante pertinente. El rodoluvio habrá de cubrir las ruedas del vehículo. Las zonas más peligrosas de los camiones suelen ser los ascensores de carga, la cabina y los bajos; junto con el calzado y la ropa de los camioneros. De igual forma la entrada de todo el personal a la explotación se hará previa ducha, poniendo un especial énfasis en el lavado de pelo y uñas. Al interior de la nave se accederá con ropa y calzado para tal fin, en las mejores condiciones higiénicas posibles y que sólo debe ser usada para esa granja. En la sala de duchas debe haber dos zonas, zona limpia y zona sucia, y el movimiento debe ser en un solo sentido.

Es conveniente contar con un libro de registro de visitas en el que se especifique: nombre del visitante, empresa, motivo de la visita, fecha y último lugar donde tuvo lugar contacto con animales.
A la entrada de la nave se colocará un pediluvio para la desinfección del calzado. El pediluvio se llenará con una solución desinfectante que no se vea afectada por la temperatura y por los rayos solares. Esta solución debe renovarse como mínimo una vez a la semana, siendo muy importante la limpieza de las botas antes de sumergirlas en el pediluvio. Este es uno de los puntos más delicados y al que habría que prestarle una mayor atención, ya que en el 90% de las contaminaciones microbianas actúa el hombre como transmisor.

El tránsito del personal deberá ser siempre de las naves de aves más jóvenes a las de mayor edad. Es conveniente lavarse las manos cuando manipulemos aves de distintos lotes o edades. Por último, recomendamos, encarecidamente, comprobar que el personal que trabaje en la granja no tenga aves en su casa.

7. Evitar el estrés de los animales
Hemos de evitar a lo largo del ciclo productivo situaciones estresantes ya que ello puede mermar el sistema inmunitario de las aves y ser una oportunidad ideal para determinados microorganismos que hasta esa fecha se habían mantenido de una forma latente. En este sentido, vigilaremos la presencia de cualquier factor estresante (ruido, exceso de luz, olores extraños, presencia de personal ajeno a la explotación, presencia de otros animales, inadaptación a los sistemas de alojamiento, etc.)

Una mención especial requiere la contaminación acústica de los animales. En la medida de lo posible la explotación debe estar alejada lo más posible de las principales vías de comunicación. Vigilar el mantenimiento de los equipos de ventilación y de reparto automático de pienso para que no sobrepasen determinados decibelios.

8. Evitar la contaminación del pienso
En ocasiones es el propio pienso el vehículo transmisor de microorganismos, sobre todo para determinados hongos comoAspergillus flavus. Hemos de evitar la humedad en los lugares de almacenamiento del pienso y en los silos, ya que el exceso de humedad favorece el crecimiento y multiplicación de los hongos. Limpie y desinfecte periódicamente los silos de los alimentos. Tener siempre dos silos y desinfectar al hacer uso alterno de ellos. Para reducir riesgos se recomienda usar piensos que hayan sido sometidos a tratamientos de calor.

9. Controlar los programas de vacunación y medicación de los animales
Hemos de seguir estrictamente el calendario de vacunaciones que a tal fin haya establecido el veterinario, donde se recogerán aquellas enfermedades de vacunación obligatoria y las opcionales en función de la zona que se trate. La persona encargada de la vacunación ha de tener un perfecto conocimiento de la vacuna en cuestión (dosis, forma de aplicación, intervalos de revacunación, etc.). Utilizar siempre el material desinfectado previamente.

Es conveniente tener anotado el día de la vacunación, el lote de la vacuna empleada, tipo de vacuna, fecha de caducidad, etc. Por último, decir que no se vacunarán a las aves en situación de estrés, ya que pueden tener problemas al estar disminuido el sistema inmunitario
.
10. Control de las deyecciones, cadáveres y materias contumaces
La explotación ha de contar con un sistema de manejo de las deyecciones que cumpla con la normativa vigente incluyendo el registro de descarga en aguas residuales. Igualmente hemos de contar con una fosa para depósitos de cadáveres o con una incineradora. En este último caso, ésta ha de estar en buen estado y que cumpla con todos los requisitos legales. Todos los desechos como son aves muertas, huevos rotos u otros restos biológicos deben ser depositados en fosas sépticas diseñadas para tal fin con tapa hermética.

Conclusiones
La instauración de un programa de bioseguridad en una explotación avícola proporcionará un aumento de la productividad de los animales y un aumento en los rendimientos económicos. Así mismo, se verá reducido el uso de determinados antimicrobianos, con lo que estaremos reduciendo los residuos de antibióticos en los huevos y en las canales de los pollos.

Hay que diseñar un plan de bioseguridad que contemple cada uno de los puntos comentados anteriormente de una forma rutinaria que nos permita controlar y hacer el seguimiento de una forma controlada de todas las medidas de bioseguridad que hemos contemplado. Finalmente, decir que los programas de bioseguridad no deben verse jamás como un coste innecesario e impuesto por los técnicos sino como una inversión con una rentabilidad en el corto y medio plazo.

Tabla 1. Supervivencia en residuos orgánicos o polvo de microorganismos patógenos responsables de enfermedades en las aves.

Microorganismo patógeno
Enfermedad
Duración de supervivencia
Birnavirus
E. de Gumboro
Meses
Coccidio
Coccidiosis
Meses
Pasteurella multocida
Colera aviar
Semanas
Herpesvirus
E. de Marek
Meses
Haemophilus paragallinarum
Coriza aviar
De horas a días
Rubulavirus
E. de Newcastle
De días a semanas
Micoplasma gallisepticum
Micoplasmosis
Semanas
Mycobacterium avium
Tuberculosis aviar
Años

viernes, 28 de septiembre de 2012

Oogénesis:Huevo sin cascara


Oogénesis:

Las oogonias sufren repetidas divisiones mitóticas, dando lugar a los oocitos primarios, que son células diploides, estando en profase meiótica en el momento de la eclosión, es decir, desde el nacimiento y 24 hs antes de la ovulación, ocurre la división reduccional, dando lugar al oocito secundario y a la expulsión del corpúsculo polar.

Formación de la yema del huevo (vitelogénesis):

La deposición de la yema del huevo en el interior del folículo ovárico, se inicia en la pollita cuando es muy joven y concluye justo antes de la ovulación. Para ello, el ave recurre a elementos aportados por vía sanguínea. Este proceso, puede dividirse en 3 fases principales:
  • Fase inicial de crecimiento lento: cuando tiene lugar la eclosión de un pollito hembra, cada uno de los óvulos que están contenidos en su ovario comienza su crecimiento, depositándose en dichos óvulos unas gotitas de lípidos y frenándose el crecimiento en ese momento. 
  • Fase intermedia: se produce un incremento importante (400 %) en el tamaño de un folículo, que ha sido “elegido” entre todos los folículos indiferenciados. Ese aumento se debe principalmente, a la deposición de proteínas y un poco de lípidos, constituyendo el vitelo blanco.
  • Fase de gran crecimiento: durante 8-10 días que preceden a la ovulación, el crecimiento del óvulo es muy rápido,  produciéndose la migración del oocito hacia la superficie folicular.

Formación del huevo en el oviducto:

   La ovulación propiamente dicha está asegurada por la apertura del folículo a nivel del estigma, que será captada por parte del infundíbulo. Posteriormente se suceden una serie de etapas, que son:
  • Conclusión de la membrana vitelina en el infundíbulo.
  • Secreción de las proteínas del albumen en el mágnum.
  • Secreción de las membranas de la cáscara en el istmo.
  • Hidratación del albumen y secreción de la cáscara en el útero.
  • Oviposición.
 En término medio, unas 24-26 hs después de la captación por el infundíbulo, el huevo, totalmente formado, es expulsado por  la cloaca (oviposición).

Principales hormonas relacionadas con la reproducción

Masculinas:

El desarrollo testicular y la espermatogénesis se realiza en dos etapas del ave: prepúber y púber. Las edades en que tiene lugar una y otra etapa, sin embargo, depende de varios factores: condiciones del medio (especialmente la iluminación), origen genético de los gallos, presentándose además variaciones entre uno y otro individuo.
Durante el período prepúber, el acontecimiento más importante es la proliferación activa de las células de Sértoli, y en la línea germinal, divisiones celulares llegando a advertirse sólo espermatocitos I. Se produce un importante aumento en el peso medio de los testículos. Esta etapa dura unas 8-10 semanas.
En el período púber, aparecen el resto de las células de la línea germinal, pudiendo advertirse espermatozoides. También se produce un gran aumento en el peso testicular. Esta etapa dura en promedio unas 10 semanas.
Durante la madurez sexual, el peso testicular y el número de espermatozoides están en su apogeo, produciéndose paralelamente una evolución en la calidad de las gametas (la capacidad de fecundación, motilidad y duración de la supervivencia in vitro son mayores). Esta etapa corresponde aproximadamente a las 20 semanas de vida del gallo.  Todos estos procesos están regulados por hormonas, estando controlados por el eje hipotálamo-hipófiso-gonadal (figura 8-5).
 
Figura 8-5.- Esquema de las funciones de las hormonas que intervienen en la reproducción en el gallo.
 
Diferentes estudios realizados en aves, han demostrado la presencia de dos factores liberadores: LHRH  I y II, que presentan diferentes características uno de otro. La LHRH I tiene una estructura molecular semejante al GnRH de mamíferos, y permanece mucho tiempo en la circulación, ejerce una acción prolongada sobre las gonadotrofinas (LH y FSH), mientras que la LHRH II es 2,5 veces más potente que la I, ejerciendo una acción rápida sobre la LH y rápidamente es metabolizada (King y Millar, 1982; Miyamoto et al, 1984; Guemené y Williams, 1992; Peralta, 1999).  Incluso se han observado distintos efectos en machos respecto de las hembras (Sharp et al, 1987).
Dentro de las gonadotrofinas, la LH controla la producción de esteroides en las células de Leydig, mientras que la FSH modula la función de las células de Sértoli (Peralta, 1999).  Entre las hormonas testiculares, la testosterona es la más importante, y junto con otros andrógenos, tienen su acción en el epitelio seminífero, función que culmina con la producción de espermatozoides. A la vez, los andrógenos regulan la secreción de gonadotrofinas hipofisarias, mediante mecanismos de retroalimentación negativos, así como la actividad de los órganos reproductivos accesorios y los caracteres sexuales secundarios del macho. (Desjardines, 1981; Ishii y Furuya, 1975; Jenkins et al, 1978; Maung y Follet, 1978;  Peralta, 1999).

Femeninas:

Al igual que en el macho, la luz ejerce una acción importante en la madurez del ave. El desarrollo del ovario y oogénesis tiene lugar en la pollita, gracias a la acción de las hormonas esteroides, las cuales dependen, a su vez, de las hormonas hipofisarias LH y FSH, que están integrando el eje hipotálamo-hipófiso-gonadal. Brevemente, diremos que los factores liberadores LHRH I y II, mencionados anteriormente,  que ejercen su acción sobre las gonadotrofinas hipofisarias, tienen  una acción más lenta y de menor amplitud en hembras que en machos.  Además, se ha detectado que la potencia de LHRH II para liberar la LH era 36 veces mayor que la I, posiblemente esta diferencia se deba al efecto de retroalimentación negativa que ejercen los esteroides ováricos (Sharp et al, 1987).
 
Figura 8-6.- Esquema de las principales funciones de las hormonas que intervienen en la reproducción de la gallina (Sauveur, 1992).
 
Dentro de las gonadotrofinas, la LH es responsable del desarrollo del ovario, de la secreción ovárica de esteroides sexuales y, sobre todo, de la ovulación. Por su parte, la FSH regula el desarrollo de los folículos del ovario y la actividad secretora de éste.
El ovario de las aves, al igual que el de los mamíferos, secreta 3 tipos principales de esteroides sexuales: estrógenos, andrógenos y progesterona (figura 8-6). Esta secreción es cíclica, de acuerdo con el desarrollo de la ovulación, aunque siempre se mantienen niveles basales. Por otro lado, como se mencionó anteriormente, estos esteroides juegan un rol importante ejerciendo un efecto retroactivo negativo sobre la liberación de la LH. Los estrógenos son sintetizados por las células intersticiales de las tecas foliculares, desapareciendo la capacidad de síntesis de estas hormonas la víspera de la ovulación de ese folículo. Las funciones de los estrógenos son muy importantes, puesto que participan prácticamente en el control de la formación del huevo. Dichas funciones son:
  • Crecimiento del oviducto
  • Síntesis de las proteínas y de los lípidos de la yema  en el hígado.
  • Transporte sanguíneo de las lipoproteínas y del calcio.
  • Síntesis de las proteínas de la clara en el mágnum.
  • Formación del hueso medular y aumento de la retención fósfo-cálcica al inicio de la puesta.
  • Comportamiento de oviposición.
  • Aparición de los caracteres sexuales secundarios y separación de los huesos pelvianos.
Los andrógenos, por su parte, actúan estimulando la cresta y todos los otros caracteres sexuales secundarios.
Finalmente, la progesterona, que es secretada por las células de la granulosa del folículo preovulatorio y en menor medida del postovulatorio, que cumple funciones de agonista con los esteroides mencionados anteriormente, estando relacionada con el crecimiento del oviducto, e interviene en la síntesis de ciertas proteínas del albumen. Además, controla los ritmos de ovulación y oviposición, actuando sobre la liberación de LHRH por parte del hipotálamo, sobre las contracciones del útero previas a la oviposición y sobre la conducta de puesta.(figura 8-6).

Particularidades reproductivas en otras especies de aves de producción alternativa

Generalidades en machos:

     Investigaciones recientes han demostrado que los pavos y patos, al igual que los gallos, poseen tejidos y órganos con funciones semejantes a las glándulas accesorias de los mamíferos.   Estos tejidos y/u órganos reproductivos accesorios incluyen el cuerpo vascular paracloacal, pliegues linfáticos, región del surco eyaculatorio, glándula proctodeal dorsal y un tejido especial en la proximidad de la papila del conducto deferente. Estos órganos producen un fluido que acompaña los espermatozoides, durante la eyaculación, que en algunas especies como las codornices, es merenguiforme (cuadro 8-2).
 
Cuadro 8-2.- Órganos reproductivos accesorios y fluido secretado por los mismos
en los machos de las aves domésticas (Adapt. de Fujihara, 1991).
Especie
Órgano Reproductivo Accesorio
CPV       PL        RSE         TVP           GPD 
Fluido de los órganos accesorios
      Linfoide         Espumoso
Gallo
  +          +            -               +                +
          +                       +
Pato
  +           -            +              +                +         
          +                        -
Pavo
  +          +            -               +                +
          +                       +
Codorniz
  +          -             -                +                +                 
           -                        +
CVP: Cuerpo vascular paracloacal;        PL: Pliegue linfático;      RSE: Región del surco eyaculatorio;
TVP: Tejido en la vecindad de la papila;                                       GPD: glándula proctodeal dorsal.

Pavo: 

De acuerdo a distinta bibliografía, se han registrado notables diferencias en la composición del semen del pavo, según el método de obtención del mismo. En el caso de semen obtenido por  interrupción de la copulación natural, el % de fluido espumoso que se incorpora al mismo es aproximadamente un 20 %; mientras que esa cifra es mayor si se lo obtiene por masaje abdominal. En este último caso, el semen tiene el inconveniente que se presenta escaso en volumen pero muy concentrado.
Al igual que en los gallos, la  dilución del semen con fluido espumoso y su posterior utilización para I. A. ha dado buenos resultados, mientras que almacenar el semen por 24 horas ha generado una pérdida en la capacidad fertilizante del espermatozoide. Resultados inversos fueron obtenidos in vitro, resultando además, en un aumento del número de espermatozoides anormales.
Dentro de las características de los espermatozoides de esta especie, se destaca la longitud de su cabeza (cuadro 8-4).

Codornices:

Los espermatozoides de esta especie forman una red cuando no se encuentran mezclados con el fluido merenguiforme de los órganos accesorios. Además, este fluido tiene un efecto beneficioso en la capacidad fertilizante de los espermas y actuando como protector del semen cuando se lo almacena a altas temperaturas (40º C), no así cuando se lo congela.
Una característica importante del espermatozoide de codorniz es la longitud de la región de la cola, en claro contraste con otras especies (cuadro 8-4), aunque su significancia fisiológica aún no es clara.

Patos:

El método de obtención de semen en esta especie es por interrupción de la copulación natural, con un aparato adaptado específicamente a esta especie, por la presencia de un órgano copulatorio como un pene largo. La presencia de este órgano, que no protruye fácilmente, hace difícil la extracción de semen por masaje abdominal.
 En esta especie, el fluido de las glándulas accesorias diluye al semen en un 50 %, presentándose una gran concentración de espermatozoides en el mismo. Los espermatozoides de este género se presentan semejantes a los  de los gallos, en cuanto a tamaño de sus distintos componentes (cuadro 8-4).
 
Cuadro 8-4.-  Tamaño  (µm) de los espermatozoides de distintas especies de aves (Fujihara, 1991)
Especie
Cabeza
Cola
Total (cabeza + cola)
Gallo
13
87
100
Pato
     16
81
97
Pavo
19
71
90
Codorniz
22
217
239

Generalidades en hembras:

Aunque los mecanismos que regulan el ciclo ovulatorio en las diferentes especies de ave son básicamente iguales, se pueden establecer diferencias, relacionadas a la intensa selección practicada por el hombre y las modificaciones que éste ha introducido en las condiciones de su hábitat. Por esas razones, encontramos postura estacionaria en el pato, ó permanente en el caso de las gallinas comerciales. Además, se puede desarrollar la postura en un ciclo largo, como en la gallina, la pata, la pintada ó la codorniz, o dos ciclos cortos anuales, separados por una muda, como en la pava.

Pava:

La pava suele iniciar su ciclo de postura aproximadamente a las 30-35 semanas, durando aproximadamente de 22 a 24 semanas el primer período, con un pico del 70 % de postura, disminuyendo rápidamente la intensidad de postura más ó menos rápidamente, según aparezca la cloquez ó no. El % total de huevos producidos en este primer período varía, entre 80-120 %, según la estirpe que sea, de los cuales se obtienen de 65 a 90 pavipollos. Cuando se efectúa, la muda dura 12 semanas y la siguiente postura dura unas 12-14 semanas, con una importante caída en la curva de postura, razón por la cual en general no se realiza en forma sistemática.

Codornices:

De todas las aves explotadas por el hombre, la codorniz  es la más precoz y la que ofrece una mayor productividad (producción de huevos en relación al peso corporal). Este ave es muy sensible al fotoperíodo, necesita como mínimo 14 hs de luz, iniciándose la postura entre las 6-7 semanas de edad, y se prolonga durante 8-12 meses, pudiendo superar el pico de postura el 100 %, puesto que es frecuente la postura de dos huevos diarios por una misma hembra. Así, en un lote de codornices, la postura promedio oscila en 300 huevos/hembra, obteniéndose 180-240 crías por hembra por año.

Pata:

   Las distintas curvas de postura varían según la raza de que se trate, pero en general, en las razas ligeras, tienen niveles productivos espectaculares, comenzando la postura a las 18 semanas, superando en promedio los 300 huevos/pata/año. Sin embargo las razas pesadas, explotadas para la producción de carne, son malas ponedoras: la postura comienza a las 26-28 semanas, presentando un pico elevado  (90 %) pero de escasa duración, pudiendo realizar una muda, de corta duración (8-10 semanas), con un promedio anual de 160 huevos anuales en la segunda puesta.



En avicultura existen un sin numero de patologías, de diferentes magnitudes, una de ellas es la hipocalcemia.

La Hipocalcemia no es mas que la falta a déficit de calcio en el organismo, en este caso los pollos.

Una de las principales causas son:
- mala nutrición (alimento con bajas cantidades de calcio ).
- cambio drástico de ambiente.
- fotoperiodo prolongado (el cual actuara haciendo que ovoposite mas rápido).























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